Gran Bretaña y la Unión Europea (UE) dieron este lunes el puntapié inicial de lo que podría ser una nueva era en las relaciones bilaterales. Durante una cumbre inédita desde el Brexit hace cinco años, europeos y británicos concluyeron una asociación en defensa y seguridad, encontraron un compromiso para flexibilizar algunas barreras comerciales y prolongaron un acuerdo sobre la pesca.
Esta cumbre “marca una nueva era en nuestras relaciones”, declaró el primer ministro Keir Starmer al recibir a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y al presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa.

“Es un gran día porque estamos dando vuelta la página y abriendo un nuevo capítulo, que es tan importante en estos tiempos en que vemos aumentar las tensiones geopolíticas”, afirmó por su parte la jefa del ejecutivo europeo, insistiendo en que Gran Bretaña y la Unión Europea “comparten los mismos valores”.
La vuelta de las negociaciones
Las negociaciones continuaron hasta muy avanzada la noche del domingo para levantar, entre otros, los últimos bloqueos en el espinoso tema de la pesca, particularmente sensible para Francia. Finalmente, Londres y los 27 acordaron la renovación del acceso de los pescadores europeos a las aguas británicas durante 12 años adicionales. Un plazo que debía expirar en 2026 y era una reivindicación de Francia en particular.
Esa prolongación “asegurará estabilidad y certeza” a los pescadores “sin aumentar la cantidad de peces que los barcos de la UE pueden capturar en las aguas británicas”, afirmó Downing Street en un comunicado. A cambio, los británicos podrán exportar más fácilmente sus productos al mercado europeo, gracias a un reconocimiento mutuo de normas fitosanitarias.
Keir Starmer prometió “relanzar” las relaciones con la UE a su llegada al poder en julio pasado, deseoso de terminar con los años de tensiones entre los 27 y los anteriores gobiernos conservadores posteriores al Brexit, ocurrido el 31 de enero de 2020.
Desde entonces, la invasión rusa a Ucrania y el desinterés estadounidense por el continente europeo han reforzado a Londres y Bruselas en su voluntad de estrechar los lazos en el ámbito de la defensa. Ante la actitud de la administración Trump, el acuerdo entre Londres y Bruselas busca fortalecer la cooperación.
El desafío económico del Brexit
Para el Reino Unido, el desafío también es económico, con el acceso para sus empresas al futuro programa europeo dotado con 150.000 millones de euros, destinados a desarrollar la base industrial de defensa dentro de la UE. La participación en este programa requerirá, sin embargo, otro acuerdo en una segunda etapa, así como una contribución financiera británica.
El pacto sobre defensa debería permitir al Reino Unido participar en reuniones ministeriales de la UE y unirse a ciertas misiones militares europeas, más allá de los compromisos comunes ya fuertes con los países de la UE miembros de la OTAN.
La Unión Europea y el Reino Unido también han acordado reducir los controles sobre los alimentos y las plantas en sus futuros intercambios, una demanda importante de Londres. Ese compromiso común “facilitará la importación y exportación de alimentos y bebidas, reduciendo los trámites administrativos que pesaban sobre las empresas y causaban enormes atascos en las fronteras”, detalla el comunicado del gobierno británico.
Algunos controles rutinarios sobre productos animales y vegetales serán completamente eliminados. La UE es su principal socio comercial, pero las exportaciones del Reino Unido hacia el continente europeo han disminuido 21 % desde el Brexit y las importaciones 7 %, según señala el gobierno británico. El documento aceptado por Bruselas y Londres prevé la implementación de un acuerdo sanitario y fitosanitario (SPS) en materia de seguridad alimentaria y protección de los consumidores.
“Esto permitiría que la gran mayoría de los movimientos de animales, productos de origen animal, plantas y productos vegetales entre Gran Bretaña y la UE se realicen sin los certificados o controles actualmente requeridos”, indicó el gobierno británico.
Un mercado unido
La Unión Europea y el Reino Unido también se han comprometido a volver a fusionar su mercado de carbono (llamado ETS, por Emissions Trading System) para que sus industrias pesadas —cemento, metalurgia, fertilizantes— no paguen el “mecanismo de ajuste de carbono en las fronteras”. Durante la conferencia de prensa conjunta, Ursula von der Leyen también celebró haber “alcanzado un acuerdo sobre una apertura respectiva de los mercados del acero”.
Y en momentos en que los pueblos aspiran a facilitar su relación, sobre todo del lado británico, se discute aún un acuerdo para que los jóvenes puedan trabajar, estudiar o ser voluntarios en ambos lados del Canal de la Mancha. También continuará el esfuerzo para que el Reino Unido se vuelva a unir a Erasmus, el programa europeo que permite a los estudiantes de los 27 residir y estudiar en cualquier otro país del bloque.
Entre los puntos que deben ser resueltos está la futura contribución financiera de Londres a este programa. La falta de acuerdo sobre ese tema, que muchos esperaban anunciado desde este lunes, es una de las grandes decepciones de las discusiones previas a esta cumbre. En Bruselas, sin embargo, se espera que los detalles se resuelvan “muy, muy rápido”.
Los turistas y los animales fueron mejor tratados. Los británicos podrán pasar por “más” portales de control automático de pasaportes en Europa, y habrá un pasaporte “para animales domésticos” (los gatos y los perros británicos, felices).
Según Downing Street, el conjunto de las medidas adoptadas en el acuerdo debe aportar “cerca de 9000 millones de libras (10.700 mil millones de euros) a la economía británica para 2040”.