El melanoma es uno de los tipos de cáncer de piel más agresivos y peligrosos, cuya incidencia aumentó en los últimos años. Detectarlo a tiempo es fundamental para mejorar el pronóstico y aumentar las posibilidades de tratamiento exitoso, por lo que la prevención y la consulta médica ante cualquier cambio en la piel son clave para salvar vidas.
¿Qué es el melanoma y cómo se origina?
El melanoma se desarrolla a partir de los melanocitos, las células responsables de producir melanina, el pigmento que da color a la piel. Puede aparecer tanto sobre lunares preexistentes como en áreas de piel aparentemente sana.
Según la dermatóloga Rosana Yaluk, aproximadamente el 60% de los melanomas surgen en piel sin lesiones previas, mientras que el 40% se desarrollan sobre lunares ya existentes.
Factores de riesgo
Las personas con mayor riesgo de desarrollar melanoma incluyen:
- Individuos de piel muy clara que se queman fácilmente al sol y no se broncean.
- Aquellos con numerosos lunares o lunares atípicos.
- Personas con antecedentes familiares de melanoma.
- Quienes han sufrido quemaduras solares graves, especialmente en la infancia.
- Usuarios de camas solares o lámparas de bronceado.
- La exposición a la radiación ultravioleta (UV), tanto solar como artificial, es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de melanoma .
La regla del ABCDE para la detección temprana
Una herramienta útil para identificar posibles melanomas es la regla del ABCDE:
- A: Asimetría – una mitad del lunar no coincide con la otra.
- B: Bordes irregulares – contornos desiguales o poco definidos.
- C: Color – variaciones de color dentro del mismo lunar.
- D: Diámetro – mayor a 6 mm o crecimiento progresivo.
- E: Evolución – cambios en tamaño, forma, color o síntomas como picazón o sangrado.
Si se observa alguna de estas características, es fundamental consultar a un dermatólogo.
Prevención y autocuidado
Para reducir el riesgo de melanoma, se recomienda:
- Evitar la exposición al sol entre las 10 y las 16 horas.
- Buscar sombra y utilizar ropa protectora, sombreros de ala ancha y gafas de sol.
- Aplicar protector solar de amplio espectro con un FPS de al menos 30, incluso en días nublados.
- Evitar el uso de camas solares.
- Realizar autoexámenes de la piel cada dos o tres meses, prestando atención a nuevos lunares o cambios en los existentes.
- Programar controles dermatológicos periódicos, especialmente si se tienen factores de riesgo.
Proteger la piel desde temprana edad es esencial, ya que las quemaduras solares en la infancia aumentan significativamente el riesgo de desarrollar melanoma en la adultez .
El melanoma es una enfermedad prevenible y, si se detecta a tiempo, altamente tratable. La concientización, la protección solar adecuada y los controles médicos regulares son fundamentales para reducir su incidencia y mortalidad. En este Día Mundial del Melanoma, comprometámonos a cuidar nuestra piel y a educar a otros sobre la importancia de la prevención.