Un día después de la masacre en el edificio de Aguirre 295, en Villa Crespo, persisten interrogantes sobre las circunstancias que rodearon el asesinato de Bernardo Adrián Seltzer, su esposa Laura Fernanda Leguizamón y sus hijos Ian e Ivo. La principal hipótesis sostiene que se trató de un triple homicidio seguido de suicidio cometido por Leguizamón. Según fuentes cercanas a la familia, ella atravesaba una recaída en su salud mental desde hacía dos meses. “Había estado internada por una patología psiquiátrica y psicológica”, indicó su hermana menor.
El entorno familiar había intentado acercarle atención médica. Según pudo saber La Nación, Bernardo Seltzer “estaba muy pendiente de la situación de la mujer” y habían solicitado turnos con profesionales que no llegaron a concretarse. En los últimos días, Leguizamón se mostraba con síntomas depresivos, dificultades para levantarse de la cama y verbalizaba su angustia por los cambios personales que atravesaba. No está claro si los profesionales que la atendían advirtieron un riesgo inminente. Tampoco trascendieron sus identidades.
La empleada fue quien dio aviso al 911
Los cuerpos fueron encontrados el miércoles por la tarde por Lucía, la empleada doméstica, quien llegó al departamento a las 13.30, abrió con su llave y halló el cadáver de Ian en el pasillo. En estado de shock, alertó a una vecina del 6° B, que llamó al 911. Al revisar el resto del lugar, los policías encontraron al menor de los hijos, de 12 años, en la cocina, y al padre en la cama, sin signos de lucha. El cuerpo de Leguizamón fue hallado en el baño, sentada en el bidet, con una única herida en el corazón.

Los investigadores no encontraron signos de ingreso forzado ni de presencia de terceros. Las puertas blindadas no habían sido violentadas y no había nada revuelto en el departamento. A partir de la escena, se estima que los homicidios ocurrieron alrededor de las 6 de la mañana, hora en que los chicos solían levantarse para ir a la escuela. En uno de los ambientes, fue hallada una carta que daría cuenta de una situación terminal, aunque aún no se determinó quién la escribió.
¿Se pudo haber evitado los crímenes de Villa Crespo?
Se presume que Laura atacó primero a su esposo mientras dormía, ya que no presentaba heridas de defensa. Ian e Ivo, en cambio, habrían intentado resistirse, según la presencia de lesiones compatibles con defensa. Una hipótesis indica que uno de los niños intentó huir, dado que su cuerpo apareció cerca de la puerta. Los investigadores informaron la violencia de las heridas, que implicarían la emisión de gritos, pero ningún vecino declaró haber escuchado pedidos de auxilio.
Resta determinar si la mujer había interrumpido su medicación o si hubo un agravamiento de su patología. También se investiga si los episodios previos –como los delirios o el estado depresivo– fueron subestimados por quienes la trataban. La carta hallada en el departamento y los indicios de planificación abren interrogantes sobre la posibilidad de que se hubieran evitado los crímenes. Aún no se sabe con precisión cuál era el diagnóstico de base ni si existía seguimiento profesional en curso.