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El turno de las asadoras: ellas pueden con las parrillas

Desde hace mucho tiempo la mujer tiene las riendas en el manejo de los asados. Cada vez más, dice Daniel Balmaceda historiador. Sólo cuando estaban solos y lejos de casa, los hombres cocinaban. El aporte de Claudio Valerio respecto del asado de tira. Y ya hay competencias solo para ellas

En su libro Grandes historias de la cocina argentina, el historiador Daniel Balmaceda retomó su investigación sobre los alimentos y los hábitos de los argentinos a la hora de sentarse en la mesa. Rescata historias y datos curiosos, entre ellos uno que desmitifica una de las postales más emblemáticas de las reuniones familiares: mucho antes de que los hombres se adueñasen de los asados y de los aplausos, las encargadas de seleccionar los cortes, prender el fuego y lograr el punto justo de cocción de achuras y carnes eran las mujeres.

A su turno, el ingeniero, historiador y escritor Claudio Valerio desde Campana aporta lo suyo: “El asado, también conocido como parrillada, barbacoa, churrasco, o bien torrada es un procedimiento por medio del cual es posible cocinar carnes de distintos animales y, en especial, de res. Paciencia, práctica y habilidad, y son condiciones esenciales para quienes quieren agasajar y deleitar a familiares y amigos”.

Fran Cortés

Profundo compromiso

“Las mujeres que están en las parrillas son las encargadas de sostener bien en lo de Francisca ‘Fran’ Cortés alto un cartel que versa que Ellas pueden con las parrillas”, agregó Valerio. Ellas también, con delicadeza y con un profundo compromiso con la tarea, pueden maximizar el sabor de la carne y complacer así a todos los convidados. Claude Lévi-Strauss, antropólogo, filósofo, etnólogo y uno de los intelectuales europeos más influyentes del siglo XX, en su ensayo “Lo crudo y lo cocido” observa a la cocción de las carnes como un paso importante para definir a la cultura de la humanidad”.

De su lado, Daniel Balmaceda ya había incursionado en los hábitos culinarios vernáculos en “La comida en la historia argentina” pero también exploró la idiosincrasia nacional a partir del origen de ciertas palabras y expresiones características del español rioplatense y enfocó hechos insólitos y romances turbulentos del pasado patrio.

Para Valerio se puede preguntar: ¿Todavía hay dudas de que existan tantas mujeres lo suficientemente buenas como para estar y manejar una parrilla?

“Hoy por hoy el hacer un buen asado dejó de ser una actividad exclusiva de hombres, es cosa de querer hacerlo y, por este hecho es que las damas están. Porque querer es poder y, por esto, las féminas también pueden asar carne; porque es un hecho que son capaces de preparar una buena parrillada y, además, lucirse.

El “asado de tira”, símbolo la gastronomía rioplatense, se originó en la ciudad bonaerense de Campana cuando, en 1882, se instaló en ésa ciudad el primer frigorífico de Sudamérica, The River Plate Fresh Meat Co.

Amor, perseverancia y pasión por las brasas, trabajo constante con la certeza de saber Daniela Caviares, Francisca Cortés, Marianella Donato, Catalina Canivilo que la superación de obstáculos les lleva a alcanzar grandes sueños, ellas se mantienen enfocadas en la tarea y siempre con respeto hacia el otro y admiración de lo suyo.

La realización de un “Gran Premio de la Parrilla, un Campeonato del Mundo exclusivamente para mujeres” debe ser un tema de estudio.

El lugar donde el maestro asador siempre es mujer

Marull es una comarca agrícola ganadera de 2 mil habitantes. Allí,  ocurre un acontecimiento único en el país: el Festival de Mujeres Asadoras. Crónica de un día especial, donde ellas compiten por el primer premio en la cocción de costillares, desplazan al hombre de su poder en la parrilla y hacen de la competencia un espacio sana rivalidad

Marisa Fierro

Marisa Fierro es alta y viste boina rosa, botas de cuero marrón, delantal colorado y camisa blanca. Toma firmemente una pala ancha de palo largo y mueve las brasas de la leña. Con delicadeza las coloca alrededor de la parrilla, formando círculos: prefiere no ponerlas debajo de la carne para no arrebatarla.

El costillar de 17 kilos se cocina a fuego lento. Hace tres horas que lo encendió y a Marisa, de 42 años, le lloran los ojos por el humo. “Y es un poco de emoción, también. Es apasionante estar asando y encima estoy estrenando parrilla que me hicieron para esta ocasión”, dice con una sonrisa de dientes blanquísimos mientras se seca las lágrimas con un papel de cocina.

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