Elizabeth Díaz Leita vive en una chacra sobre la ruta 13, kilómetro 17, cerca de El Soberbio. Tiene 32 años y es ama de casa. Su historia, como la de tantas madres, comenzó con un embarazo que parecía avanzar sin complicaciones. Pero a los cinco meses, la presión arterial cambió el rumbo de todo.
Lo que siguió fue una lucha contra la preeclampsia y un parto de emergencia, con final feliz gracias a la atención recibida en el Hospital Materno Neonatal de Misiones.
Un embarazo con riesgo y una derivación clave
“Todo iba bien hasta que mi presión empezó a subir”, recordó Elizabeth en diálogo con Canal12misiones.com. Desde el hospital de El Soberbio la derivaron a San Vicente, donde, aunque los controles parecían normales, un cardiólogo notó que algo no estaba bien. “Me dijo que me iba a medicar por una semana, pero no funcionó. La presión subía más. Cuando volví, me dijo que tenía que acercarme al hospital”.

Ahí comenzó un proceso de estudios más exhaustivos. Una ecografía doppler reveló que su bebé era demasiado pequeño para la edad gestacional. El diagnóstico fue claro: preeclampsia severa, una complicación grave que afecta la placenta y pone en riesgo tanto a la madre como al bebé.
“Le dijeron a mi hermana, que me acompañaba, que era grave. Que si no me atendían rápido, podía ser muy peligroso para los dos”, relató.
La intervención que salvó dos vidas
Fue entonces cuando decidieron su traslado urgente al Hospital Materno Neonatal de Posadas. Allí, la recibieron con un diagnóstico crítico: su presión no bajaba y su bebé no resistiría mucho más tiempo.
“Me dijeron que iba directo al quirófano. Que no podía esperar dos horas más. La doctora me explicó todo con mucha claridad. Me sentí tranquila, confiaba en lo que me decían”, contó.

Sin embargo, no podían intervenir de inmediato: la presión arterial seguía demasiado alta. Elizabeth pasó un día y medio en terapia intensiva. Solo cuando los valores se estabilizaron, y tras completar algunos estudios, pudieron realizarle una cesárea de urgencia.
Su hijo nació con solo 1,490 kilogramos, con 31 semanas de gestación. Fue internado en incubadora y permaneció 32 días hasta alcanzar los 2 kilos, peso mínimo para recibir el alta.
Atención integral, antes y después del nacimiento
“El primer día necesitó oxígeno, pero después ya no. Solo tenía que subir de peso. Yo no veía la hora de tenerlo en mis brazos”, recordó emocionada. Durante ese tiempo, Elizabeth fue acompañada de cerca por el equipo médico, que también realiza el seguimiento actual de su hijo: “Me hacen todos los controles, desde la vista hasta el oído. Eso me da mucha tranquilidad”.

Además del seguimiento pediátrico, valoró el trato recibido durante todo el proceso: “Sentí mucha confianza con los médicos desde el momento uno. Me explicaban todo. Fue un alivio sentirme cuidada, en un lugar donde sabían qué hacer”.
Una historia que refleja el valor del sistema público de salud
Esta madre conocía el Parque de la Salud de Misiones por experiencias previas, como cuando su padre fue tratado por una pancreatitis. Esta vez, la atención llegó en el momento justo para salvar dos vidas.
“Mi hijo, para mí, es un milagro. Agradezco a Dios por haberme dado la oportunidad de llegar a Posadas y también a los médicos, que me trataron con respeto y amor”, dijo.

Con un mensaje directo a otras madres, agregó: “Les diría que confíen, que no bajen los brazos. Que luchen por sus hijos. Y que sepan que el sistema de salud pública de Misiones está preparado para ayudarlas”.
Elizabeth Leita y su bebé son parte de la comuniad de madres que cada año reciben atención especializada en el Hospital Materno Neonatal de Misiones, centro de referencia en embarazos de alto riesgo y partos prematuros dentro del sistema público provincial.