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Written by 7:44 pm Sociedad

De hilos y sueños: busca financiar sus estudios con su emprendimiento de tejido

Cuando era chica su abuela le enseñó a tejer. Ahora, lleva adelante Ao po’í, su propio emprendimiento de prendas tejidas. Con su trabajo, le gustaría financiar la carrera de abogacía o asistente social.

Por Brisa Bujakiewicz

A los siete años, Pamela González desarrolló la habilidad de tejer. Tras mirar a su abuela Delia, quien llevaba adelante la actividad, aprendió a entrelazar los hilos y formar los puntos básicos de las prendas.  Ahora, con 30 años, puso en marcha su propio emprendimiento, Ao po’í, que significa “tejido delicado” en guaraní. La joven, oriunda de Jardín América, sueña con estudiar abogacía.

Aprendí de mí abuela cuando tenía siete años. Ella me enseñó los puntos básicos, no llegué a hacer algo en particular, solo practicaba los distintos puntos”, contó González a canal12misiones.com. Desde pequeña, la emprendedora cultivo la destreza de la mano de su abuela. Hoy en día, Delia es modelo de sus prendas.  

Diez años después, González comenzó a practicar la actividad nuevamente. “Mi hija Marina quería un gorro. Entonces compré lana y probé hacerlo”, relató. En ese momento, tras ver la felicidad de su hija, decidió que tenía que continuar con la elaboración de vestimentas.

“Compré un par de ovillos e hice algo para mí”, explicó González, quien diseñó su primer cuellito de lana. Esto dio lugar a que sus amigas comenzarán a realizar pedidos. Así se dio cuenta de que podía elaborar más bufandas y comercializar.  

Todo comienzo es difícil, por ello, Pamela González sintió que arrancar el proyecto sería complejo. Con el objetivo claro y las ganas de crear empezó Ao po’í. “Hubo momentos buenos y otros de mucha frustración, cuando no los vendía. Después de horas de armar y desarmar, pensaba si seguir o dejar todo”, señaló. En ese momento, recibió el apoyo de su familia y sus amigos, quienes fueron claves para continuar con su trabajo.

Ahora, hace tres años trabaja en la producción de cuellitos, gorros, bufandas, guantes, polainas y boinas. Destacó el valor de “ver las sonrisas de las personas cuando tienen el producto. Quiero que mis tejidos puedan transmitir el amor con el que los hago”, afirmó la emprendedora.

Pamela González, emprendedora de Jardín América

En relación a sus sueños, Pamela contó que le gustaría generar los ingresos necesarios para pagarse la carrera de abogacía o asistente social, dos actividades a las que quiere dedicarse. Así, la emprendedora mantiene vigente el legado de su abuela, el afán por los hilos y el amor por la actividad.

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