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Written by 12:17 pm Cultura, Sociedad

Quino, el creador de Mafalda, cumpliría hoy 91 años

Se consagró en el mundo como humorista gráfico. Falleció en septiembre de 2020. Un repaso de su obra cumbre, siempre vigente. Viñetas con más de cincuenta años de historia que están de plena actualidad.

Por Mario Pernigotti

Empezó tímidamente hace 60 años. El joven mendocino trabajaba en una agencia de publicidad y le habían pedido unos dibujos en forma de tira para ilustrar una promoción de electrodomésticos. Joaquín Lavado aceptó el desafío.

Debe ser una familia. Varios miembros y tienen que interactuar con los artefactos domésticos de la casa.El aparato de televisor recién estaba tomando cuerpo en las salas de las casas argentinas de la clase media.Sí, la familia era la típica de la época.

A Quino le encargaron una publicidad que consistía en elaborar tiras cómicas para los medios gráficos en las que se mostrara en dibujos la vida de una familia que utilizaba los electrodomésticos Mansfield. Y de esa secuencia fonética surgió el nombre de Mafalda.Pero, al final, vueltas de la vida, la campaña no salió y los dibujos quedaron guardados en el cajón del dibujante.

Joaquín Lavado hacía sus primeras armas y no podía darse el lujo de veleidades tipo: “O me pagan por estos dibujos o me voy”. Nada que ver.

Simplemente los dibujos quedaron.

Algún tiempo después, (¿un año o dos?) vino un amigo y le preguntó.-Che, ¿vos no tenías algo creado para hacer una historieta?-Bueno, no. Pero sí había diseñado dibujos de una familia tipo argentina.-Ahí está. Eso es lo que estamos buscando. ¿Por qué no me mandás las tiras que tenés y después vamos viendo…?

En 1964, ya sin propósito comercial, llegó el convite de la revista Primera plana para constituirse –así nomás- en la tira de más éxito de la historia en lengua española, que después se publicaría en diarios de todo el mundo.Más tarde, los libros que recogían aquellas escenas venderían millones de ejemplares y serían traducidos al francés, al inglés, al japonés, al chino…, a más de 30 idiomas.

Ese fue el errático comienzo de la familia media argentina y su hija pequeña y preguntona.

Inspirada –quizá- en Periquita, se la conoció en idioma inglés como Nancy. Llegaban al país en forma de revistas individuales de 32 páginas a color de Editorial Novaro de México. Era una tira que tenía para cuando nace Mafalda ya unas cuatro décadas de existencia. También había cierto aire a otra niña norteamericana conocida como Pequeña Lulú, en especial por la pequeña banda que la acompañaba y que remite y mucho a los amigos de la infancia de Mafalda: Felipe (el chico mayor, va un grado delante de los demás), Susanita (la casementera), Miguelito (nieto de un italiano que idolatraba a Mussolini), y Manolito (el hijo del almacenero genio para las cuentas pero le cuesta horrores todo lo demás en la escuela). Luego se incorporaron Guille, el hermanito de Mafalda (nace en los años de emisión de la tira) y Libertad una amiga muy pequeñita (“ya podés sacar tus conclusiones”, le dice a Mafalda cuando la conoce y ve lo chiquita que es) que llega con los últimos años de Mafalda.

Han pasado muchos años, conferencias y presencias en diversos lugares del mundo y Quino se volvió una personalidad global. Hasta un dibujo animado hubo

En 1973, nueve años y casi 2 mil tiras después de su creación, Quino decidió que ya no dibujaría más a Mafalda, agotado por el propio personaje y por la tiranía de la entrega semanal (iba en la revista 7 Días y eran cuatro por semana) Y empezó entonces una creación más ambiciosa aún, con dibujos minuciosos, detallistas, igualmente brillantes, que mostraban a menudo la opresión de los poderosos y la mirada inteligente del pisoteado.

Y, sí.Se fue apagando despacito. Murió durante la pandemia en septiembre de 2020 pero se fue tranquilo como buen mendocino que era. La eternidad ya la tenía ganada desde hace rato.

Sus orígenes estaban en España. Los padres de Joaquín Lavado eran españoles de Fuengirola (Málaga) y emigraron a Argentina en los años 30. La humilde familia vivió en un círculo algo cerrado, hasta el punto de que el niño Quino habló con acento andaluz hasta sus primeros seis años.

La muerte de su padre le sorprendió con sólo 14, y fue atemperando esa ausencia con las apariciones fantasmales que él creía ver cada cierto tiempo. Incluso después de casado con Alicia, se le aparecía su padre, fumando (“seguía sin hacer caso de que fumar no es bueno”), y miraba orgulloso al dibujante porque al muchacho no le había ido tan mal. Quino solía rememorar estas visiones: “Eran apariciones muy agradables”.

Quien esto escribo, conoció una de las muestras en Mar del Plata. Y luego en Posadas, vino otra en el Centro del Conocimiento.

La vigencia de un clásico

En la última década el mundo ha experimentado un avance brutal en materia de igualdad y derechos humanos. Una pequeña parte del éxito se le puede atribuir a Mafalda ya que, a través de ella, los niños y adultos han podido reflexionar sobre la importancia que tiene ayudar a crear un mundo más sostenible, fomentar la igualdad de género y defender la libertad junto con los derechos de los más pequeños. Viñetas con más de cincuenta años de historia que están de plena actualidad.

Quino se fue, pero Mafalda sigue por acá y por allá. Sigue preguntando y sigue siendo la eterna rebelde que está preocupada por cambiar el mundo… antes que el mundo la cambie a ella…

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