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Written by 8:10 pm Internacionales

Pepe Mujica, un hombre sencillo que desafió los estándares del poder

José Mujica, expresidente de Uruguay, falleció a los 89 años. Referente de la izquierda latinoamericana, fue guerrillero, senador y presidente. Su vida austera y su discurso contra el consumismo lo convirtieron en un referente global.

Mujica

José “Pepé” Mujica falleció este martes a los 89 años. Expresidente de Uruguay entre 2010 y 2015, fue conocido internacionalmente por su estilo de vida austero, sus discursos críticos del modelo de consumo y por impulsar reformas legales de amplio impacto, como la legalización del matrimonio igualitario. Mujica vivía en una chacra en las afueras de Montevideo junto a su esposa, la exguerrillera y exvicepresidenta Lucía Topolansky. Donaba gran parte de su salario, vestía ropa informal y conducía un Volkswagen “escarabajo” de 1987. Aunque medios internacionales lo apodaron “el presidente más pobre del mundo”, él rechazaba esa etiqueta. En respuesta, el decia que “pobres son los que quieren más, los que no les alcanza nada”.

Pasó más de 14 años preso en condiciones extremas por su militancia en la guerrilla urbana Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Fue capturado en cuatro ocasiones, baleado, torturado y sometido a largos períodos de aislamiento. En 1971 protagonizó una fuga por un túnel con más de 100 presos. Cuando los militares tomaron el poder en 1973, lo incluyeron entre los “nueve rehenes” cuya vida quedaba supeditada a la inacción de la guerrilla. Salió en libertad tras la amnistía de 1985 y relataba que en prisión “conoció la locura”, pero también que aprendió a conocerse. “Esos años de soledad fueron probablemente los que más me enseñaron”, dijo.

Del encierro a la presidencia

Luego de su liberación, Mujica integró el Frente Amplio, fue diputado, senador y ministro de Ganadería. En 2009 resultó electo presidente tras imponerse en segunda vuelta con casi el 53% de los votos. Su figura, hasta entonces poco conocida fuera del país, ganó notoriedad durante su gestión por su tono directo y su imagen contracultural. Mantuvo relaciones con líderes como Lula da Silva y Hugo Chávez, aunque tomó distancia del socialismo bolivariano. En su presidencia creció la economía, disminuyó la pobreza y se legalizaron el aborto, el matrimonio igualitario y la marihuana. También aumentó el gasto público y el déficit fiscal, por lo que recibió críticas de sus opositores.

La cárcel y el regreso a la libertad fueron dos de los momentos que marcaron a Pepe Mujica.

Aseguraba que su mayor frustración fue no haber eliminado la pobreza. “¿Por qué no lo cambié? Porque la realidad es terca”, declaró días después de dejar el poder. Mujica fue electo senador y realizó giras internacionales. En universidades y foros globales habló sobre felicidad, ética y austeridad. Uno de sus momentos más recordados fue su discurso en la cumbre Río+20 de Naciones Unidas, donde dijo que “el desarrollo no puede ser en contra de la felicidad. Tiene que ser a favor del amor arriba de la Tierra”.

La figura internacional y sus contradicciones

Durante su presidencia y tras ella, Mujica fue entrevistado por medios de todo el mundo. El interés se centró en su modo de vida, sus cultivos y su perra de tres patas llamada Manuela. Fue incluido en la lista de las 100 personas más influyentes de 2013 por la revista Time, y el semanario The Economist nombró a Uruguay “país del año” durante su gestión. Un jeque árabe llegó a ofrecerle un millón de dólares por su auto, que él rechazó. “¿Qué es lo que le llama la atención al mundo? ¿Que vivo con poca cosa? Entonces este mundo está loco porque le sorprende lo normal”, comentó al respecto.

Mujica y su perra de tres patas Manuela, que se volvió famosa cuando él fue presidente.

También generó polémica por algunas de sus declaraciones. En una ocasión, sin advertir que un micrófono seguía encendido, dijo “esa vieja es peor que el tuerto”, en alusión a Cristina Fernández y a Néstor Kirchner. Años más tarde, durante el Mundial de Brasil 2014, calificó a dirigentes de la FIFA como “una manga de viejos hijos de puta”, luego de la sanción impuesta a Luis Suárez. No obstante, alternaba esas salidas con reflexiones sobre la vida. “Cada mañana que te levantes piensa si lo que has hecho está bien o está mal”, aconsejó ante una multitud en una universidad de Río de Janeiro. Solía repetir que su forma de gobernar se vinculaba con la tradición republicana uruguaya.

La enfermedad y el final de Mujica

En abril de 2024 anunció que le habían detectado un tumor en el esófago. Decidió someterse solo a radioterapia, sin recurrir a tratamientos invasivos, debido a su edad y enfermedades crónicas. En enero informó que el cáncer se había extendido al hígado. “Más de una vez anduvo la parca rondando, pero ahora parece que viene con la guadaña en ristre”, dijo. Ese mismo año, su sector político dentro del Frente Amplio, el Movimiento de Participación Popular, obtuvo la mayor bancada en el Parlamento. Su delfín político, Yamandú Orsi, ganó las elecciones presidenciales en noviembre.

Sobre ese triunfo, señaló que “es un premio consuelo, porque está llegando al final del partido”. En entrevistas posteriores insistió en su idea del recambio generacional, en el cual “el mejor dirigente no es el que hace más, es el que deja una barra que lo supera con ventaja”. En el libro Una oveja negra al poder, de Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz, resumió su pensamiento sobre la muerte, en el que decía que “no vivas temblando frente a la muerte. Acéptala como los bichos del monte. El mundo va a seguir dando vueltas y no va a pasar nada. Hay que ser más primitivo”.

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