El cierre de mayo sorprendió con una situación inédita en el mercado cambiario argentino: el dólar blue terminó por debajo del valor del oficial. Esta diferencia, aunque mínima, alteró la lógica tradicional que guiaba las decisiones de los pequeños ahorristas.
En números concretos, mientras el dólar oficial alcanzó los $1.200, el dólar blue se ubicó en $1.180. Esta brecha de veinte pesos colocó al circuito informal como una alternativa más conveniente que el canal bancario. La paradoja se potenció porque el blue, históricamente, cotizó por encima del dólar regulado.
La paradoja del dólar blue y el oficial
Detrás de esta dinámica confluyen varios factores. En primer lugar, el tipo de cambio oficial se aceleró en la última semana del mes, registrando una suba cercana al 5%. Esta escalada respondió a un aumento en la demanda de divisas, alimentado por un mayor apetito dolarizador en el mercado formal. La percepción de que el dólar seguía barato impulsó esa reacción.
A su vez, el Banco Central enfrentó dificultades para acumular reservas y cumplir con los compromisos asumidos con el Fondo Monetario Internacional. Esta situación también incrementó las presiones sobre la cotización oficial. En paralelo, el gobierno convalidó una tasa del 29,5% en la licitación de un bono a cinco años. Ese instrumento se vende en dólares, pero se paga en pesos, y su rendimiento sugiere que el mercado espera una devaluación mayor.

Un informe de la consultora Balanz sumó más elementos al análisis. Señaló que la suba del tipo de cambio oficial se relaciona con “una lectura negativa del mercado local basada en la tasa de emisión de BONTE”, aunque aclaró que no comparten esa visión. Además, mencionaron el incremento de la liquidez que dejó la última licitación del Tesoro y las compras anticipadas de dólares que realizaron algunas provincias para afrontar vencimientos de deuda.
En concreto, el próximo 1 de junio, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires debe pagar US$ 330 millones. Córdoba enfrenta compromisos por US$ 18 millones y Salta, por US$ 56 millones. Estas provincias acumulan pagos por US$ 404 millones, y suelen anticiparse varios días en las compras. Esa presión también explica la reciente volatilidad del tipo de cambio oficial.
Frente a este escenario, el dólar blue mostró menor dinamismo. Este segmento no cuenta con referencias tan claras como el oficial, que toma al mayorista como guía directa. Actualmente, el mayorista cotiza en $1.189, su nivel más alto en tres semanas. El minorista ajustó más rápido, mientras que el informal todavía no lo reflejó por completo.
Fluctuación entre la oferta y la demanda
Otra razón clave reside en la oferta y la demanda dentro del mercado informal. En los últimos días del mes, muchas personas salen a vender sus ahorros en dólares para afrontar gastos. La necesidad de cubrir deudas empuja la oferta en cuevas y arbolitos, mientras la demanda se mantiene baja. Esta combinación fuerza una baja en la cotización.
Además, el desmantelamiento del cepo para minoristas modificó el comportamiento del mercado. Desde que se habilitó la compra libre en el home banking, muchos dejaron de recurrir al blue. La facilidad para operar desde el banco redujo el interés por el circuito informal, que perdió protagonismo y se volvió menos representativo.
Así, el final de mayo dejó una postal atípica pero explicable. Aunque resulte insólito, el dólar blue bajó del podio de las cotizaciones más caras. Sin embargo, muchos operadores anticipan que esta diferencia podría durar poco. Si el informal ajusta su ritmo, el equilibrio podría restaurarse pronto. Mientras tanto, los ahorristas aprovechan el fenómeno para sacar cuentas y elegir su mejor opción.