En un giro inesperado de la política exterior estadounidense, el expresidente Donald Trump se reunió el miércoles en Riad (Arabia Saudita) con el presidente interino de Siria, Ahmed al-Sharaa. La cita se dio pocas horas después de que Washington anunciara el levantamiento total del régimen de sanciones económicas que pesaba sobre Siria. Del encuentro participaron también el príncipe heredero saudita, Mohammed ben Salman, como anfitrión, y el mandatario turco Recep Tayyip Erdogan por vía telefónica.
La Casa Blanca informó que Trump expresó a Al-Sharaa que tiene “una tremenda oportunidad para hacer algo histórico en su país”. Un día antes, durante un acto público en Riad, el magnate ya había adelantado que “hay un nuevo gobierno en Siria que, ojalá, logre estabilizar el país y mantener la paz. Es lo que queremos ver en Siria. Ordenaré el cese de las sanciones”.
En Damasco celebraron el levantamiento de sanciones
La medida despertó manifestaciones de júbilo en Damasco, donde una multitud se congregó en la Plaza de los Omeyas para celebrar. Las sanciones impuestas por Estados Unidos habían sido señaladas como principal obstáculo para la recuperación siria tras trece años de guerra. El empresario Emile Abud, residente en la capital, declaró que “la principal razón de la pobreza que padece el país no es la guerra, sino las sanciones de Estados Unidos”.

Estas restricciones bloquearon el acceso al sistema financiero internacional. Algo que impidió la llegada de inversiones extranjeras y obstaculizando el funcionamiento de organizaciones humanitarias. Tampoco se podían usar tarjetas de crédito, y las remesas de la diáspora enfrentaban múltiples trabas.
De Al-Qaeda al apoyo de Trump y Macron
El presidente Al-Sharaa, conocido antes como Al-Golani, fue líder de la rama siria de Al-Qaeda y posteriormente fundó Hayat Tahrir al-Sham (HTS) en 2017. Aunque su milicia rompió vínculos con Al-Qaeda y abandonó los atentados en el extranjero, sus antecedentes generan recelo entre las minorías sirias y gobiernos occidentales. Turquía y Arabia Saudita jugaron un rol central en el proceso de reinserción internacional del nuevo gobierno.

El acercamiento internacional también incluyó a la Unión Europea. La semana pasada, el presidente francés Emmanuel Macron recibió a Al-Sharaa en el Palacio del Elíseo, en la primera visita oficial de un jefe de Estado sirio a Europa desde 2011. El restablecimiento de vínculos diplomáticos se produce mientras Siria enfrenta un contexto interno marcado por la devastación económica y una fragmentación social persistente. La guerra dejó más de 300.000 muertos y acentuó divisiones sectarias. Algunos sectores reclaman justicia por los crímenes del régimen de Bashar al-Assad y advierten que, sin un mecanismo de rendición de cuentas, podrían repetirse episodios de violencia.
Las tensiones de Siria con Israel
Las tensiones ya se han traducido en hechos graves. En marzo, más de mil alauitas fueron asesinados en la costa septentrional por grupos islamistas vinculados al nuevo gobierno, en represalia por emboscadas atribuidas a fuerzas leales a Assad. La semana pasada, más de un centenar de drusos murieron en disturbios desatados por una grabación apócrifa en la que un clérigo de su comunidad insultaba al profeta Mahoma. Las milicias drusas, que se niegan a entregar las armas al Ministerio del Interior, desconfían del nuevo liderazgo sirio.

Según La Nación, a este cuadro se suma la presión israelí. Desde la caída de Assad, Israel ha lanzado más de 750 bombardeos aéreos sobre Siria, en su mayoría contra instalaciones militares. El gobierno de Netanyahu intervino en las tensiones con los drusos, presentándose como su defensor. En París, Al-Sharaa confirmó que existen negociaciones indirectas con Israel, que habría aprovechado el colapso institucional para expandir su ocupación de los Altos del Golán.